Platillo: nombrado de una manera sobrenatural y exótica para un alimento. Entre sus ingredientes se cuenta el tradicional mole, claro, con ajonjolí espolvoreado sobre su superficie.
Lugar: bueno, sin publicidad -eso no lo es lo importante para el objetivo de este texto-, así que lo dejaré conque es un espacio de buena reputación cuya diferencia con otros está en la combinación de ser bar, restaurante y librería.
Bueno, el mole y sus sabores, su picor y adornos me han llevado a saborearlo sin dejar de ensuciarme los dedos cuando eso pasa. Hoy no fue la excepción. A pesar o, mejor dicho, sin pensar en el lugar o el nombre:
¡Me ensucié los dedos!
¡Cómo es mi costumbre!
P. D. La foto que acompaña este escrito capturó el momento final. No se ven los dedos, tampoco el platillo, sin embargo, juro que había mole.
Ciudad Monstruo, coda del año 22, luego de la primer quincena del mes invernal
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