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TRAVESÍA

¡Relatos del tiempo!

Autor

Víctor Hugo Pedraza

Llegué al mundo en la coda del noveno mes, del año 77, del siglo XX. El mismo día, en el que, muchísimos años atrás, fue fundada la Universidad Nacional Autónoma de México, de donde egresé de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. Después, activista social, cronista, editor y siempre poeta. Mis vivencias alcanzaron para escribir el libro Poesía publicado en 2014 por Baba Editorial. Colaboro en diversos medios y publicaciones electrónicas e impresas. Impresas, también, mis fotografías, cuyo gusto he cultivado desde que una cámara llegó a mis ojos. A mis oídos la radionovela y, sí, he participado en la producción de alguna de ellas. Ecléctico de por sí, y por tanto, oscilante entre la Ciudad Monstruo y el Bajío mexicano. Por el momento es todo, seguramente, después, con el tiempo y los pasos, podré contarte algo más.

Registro

No sé cuál es el destino
de estas palabras. Mucho menos
qué es lo que contendrá
o que concederá:

la vida,
el símbolo.

Un todo que al ser abarcador
me deja sin opciones aparentes.

Tal vez se escriba alguna reflexión y sus consecuencias.

¿La poesía tendrá lugar?
¿Sus opuestos?
¿Algunas geometrías?

Parece, éste, un espacio distinto, más libre. Me alcanza para acompañarme de noche. Dudo. Me aferro a la regla, mis puños, mi rostro se tensan. El sonido del grafito deslizándose sobre este papel deja una huella. Testimonio de alguna historia conclusa, doliente.

¿Volverán los fantasmas?
¿Por qué no lo harían?

Tal vez aquí, en estos espacios, las reflexiones, los ensayos.

¡El sonido y sus silencios!

Música…



Ciudad Monstruo, febrero, 28/24

[Publicado en la revista Sombra del Aire el 08 de abril del 2024]

De cómo lo que ves no es lo que parece, sin embargo, es usado, sistemáticamente, para olvidar nuestro origen e identidad

Hasta nuestros días han llegado muchísimas leyendas, en su mayoría gracias a la tradición oral y de una u otra manera son parte de la educación popular. No dudo que hayan sido manipuladas en beneficio de algunos (los de arriba) para castigar lo diferente y desconocido o ensalzar purezas.

     Tal vez, en su origen, estas narraciones tenían otro sentido. Lamentablemente no se permitió la construcción desde la visión de los vencidos y así, los supuestos y asegunes se fueron afianzando. Insisto, entonces, en que lo que ves no es lo que parece.

     Desde la península de Yucatán y con el debido cuidado al caminar solo a la luz de la luna y debajo de las estrellas, con el viento de Oriente soplando sobre mí, sintiendo que florezco como el árbol bajo la lluvia, llegó a mis manos La X’tabay. El libro de los libros de Juana Alicia y Tirso G. Araiza.

n.e. lo que está en cursivas, en el párrafo anterior, excepto el título del libro, es una paráfrasis de un texto en La tierra del faisán y del venado (1922) de Antonio Mediz Bolio.

Libro que aún no se publica en formato físico, sin embargo, ya se ha dado a conocer con una exposición en el Museo Palacio Cantón de la ciudad de Mérida, Yucatán. Es posible por su forma: se combinan, en sus páginas, la armoniosa y bella técnica del grabado, la notable y precisa narrativa, el eco del pasado que aún vive materializado en la leyenda de La X’tabay, el eminente cruce de la modernidad y, sí, la narrativa vertida en aquellas crónicas de los conquistadores —consideradas, ya, un género. 

n.e Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo; Cartas de relación, Hernán Cortés; Los naufragios, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, por mencionar algunos textos y autores.

     Juana y Tirso hurgan en el pasado del pueblo de Oxkutzcab, en sus tradiciones, en sus creencias —sin pasar por alto el choque entre la religión traída de occidente y la existente en Mesoamérica—, en la vida cotidiana y nos traen a La X’tabay. Conciben una atmósfera contemporánea, lúgubre, -hasta terrorífica- a partir de esa leyenda y nos dan oportunidad de observar sus vicisitudes, claro, también ponerlas en duda.
Queda, pues, la magia y la confianza de un pasado, que a pesar de sí mismo, vive y se reivindica dejando de lado la satanización, el pecado, la discriminación.

Ciudad Monstruo, a pesar de las vicisitudes de la temporada, lejos de oficialismos y otros remiendos, marzo, 27/24


  
P.D. La X’tabay es la mujer protectora, fuerte, noble, compasiva, hermosa, amorosa, libre.

[Publicado en Conversatorio ético, estético y político, el 02 de abril del 2024]

Casas y otros miedos

En tanto que el calor agobiante en la Ciudad Monstruo me derrite e intento amenguarlo con un té frío —debería hacerlo en la compañía de una bebida virtuosa pero es lo que hay, por el momento— llevo semanas yendo y viniendo por la calle Madrid suponiendo la historia que podría contar la casa marcada con el número 3 (antes 2018 de la avenida Poniente 8, antes 30, Calle de Artes).


Es una construcción que contrasta con la arquitectura moderna del lugar: de un piso, balcones con herrería de acero forjado, esquinas gariboleadas, remates —en las columnas y castillos— de cantera, portón de madera al centro de acuerdo a la usanza de los mil 800. Su deterioro es obvio, sin embargo, no deja de llamarme la atención: almas en pena, otras perdidas, tiempos tortuosos, actos innombrables, amores para la eternidad, “la caja de Pandora de las conspiraciones”, claro, sin pasar por alto la opulencia en la parafernalia de aquella época

n.e. Se agradece a Marco su aportación, de forma indirecta, con la frase entre comillas.

La casa fue de Alfredo Chavero —“Don”, enuncia una placa incrustada sobre un muro a la entrada: “En esta casa murió el arqueólogo Don Alfredo Chavero. 24 de Octubre de 1906. Dirección de monumentos coloniales y de la República “—, personajazo de la farándula leida y escribeida del siglo xix:

[…] poeta, dramaturgo, historiador, arqueólogo, político, entre otras cosas. Realizó sus estudios profesionales en el Colegio de San Juan de Letrán, en donde se tituló como abogado [y demás monerías] —declara la Academia Mexicana de la Lengua.

Por cierto, de la misma institución fue miembro de número: 2° ocupante de la silla número xiv. ¡Impresionante, no! ¡Ah!, suma su masonería: del “Rito Escocés, nombrado en 1878 Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo de México”.


Antes de encontrar todos estos datos, sobre el dueño del inmueble, mi curiosidad era, de por sí, enorme, hoy aumentó. He estado a punto de tomar una foto al interior a través de la ranura maltrecha del correo, sin embargo, mi paranoia y, sí, por supuesto, el temor a que la lente pueda capturar algo más que muros, me ha detenido.


Algún día me atreveré y ya te contaré. En tanto dejaré que los posibles habitantes de ese caserón continúen con sus asuntos.

Ciudad Monstruo, noche oscura y acaloradísima, marzo, 18/24

Acá las fuentes:
<https://academia.org.mx/academicos-1906/item/alfredo-chavero&gt;
<https://grandescasasdemexico.blogspot.com/2021/11/la-casa-de-alfredo-y-ernesto-chavero-en.html&gt;

[Publicado en Conversatorio ético, estético y político el 19 de marzo del 2024]

Registro

No sé cuál es el destino
de estas palabras. Mucho menos
qué es lo que contendrá
o que concederá:

la vida,
el símbolo.

Un todo que al ser abarcador
me deja sin opciones aparentes.

Tal vez se escriba alguna reflexión y sus consecuencias.

¿La poesía tendrá lugar?
¿Sus opuestos?
¿Algunas geometrías?

Parece, éste, un espacio distinto, más libre. Me alcanza para acompañarme de noche. Dudo. Me aferro a la regla, mis puños, mi rostro se tensan. El sonido del grafito deslizándose sobre este papel deja una huella. Testimonio de alguna historia conclusa, doliente.

¿Volverán los fantasmas?
¿Por qué no lo harían?

Tal vez aquí, en estos espacios, las reflexiones, los ensayos.

¡El sonido y sus silencios!

Música…

Ciudad Monstruo, febrero, 28/24

Este texto lo puedes escuchar en Spotify:

Registro

[Publicado en Crónicas Soñadas el 12 de marzo del 2024]

La primera vez que me enamoré de ti fue en mi teléfono

Una joven pareja —en medio del desierto, al atardecer, sentados sobre un auto viejo— miraban las montañas frente a ellos y se preguntaban sobre el momento preciso en el que se enamoraron.


Él le pregunto a Ella si lo tenía claro, Ella —evasiva y confundida— respondió con la misma pregunta. Él —seguro— dijo que lo explica en tres momentos: “el primero fue cuando, en el chat, escribiste que veías fantasmas y los muertos te hablaban, el segundo es en este instante y el tercero aún no llega”. Ella lo piensa unos segundos: “me enamoré de ti en el teléfono”.


La escena anterior se desarrolla en una serie llamada Asesinato en el fin del mundo y, bueno, se vierten muchos temas, sin embargo, esa momento, particularmente, me llamó mucho la atención ya que, me parece, refleja cómo han evolucionado las relaciones afectivas, la formas en las que se van generando y, sin duda, la conexión con el placer y otros avatares.


Este movimiento perpetuo implica una metamorfosis, pero, ¿cuál es el precio a pagar por el placer moderno —que bien ha sido aprovechado y vendido al mejor postor—? Los signos y significantes de una época se han modificado en función de alternativas distintas (la reciente pandemia abonó a ello). Claro, considerando dentro de éstas a la misma muerte a pesar de todo.


Me pregunto en qué momento las narraciones de Isaac Asimov en la Trilogía de la fundación pasarán de ser ciencia ficción a libros sagrados.

Ciudad Monstruo, paranoia calurosa de todos los tiempos, marzo, 11/24

P.D. ¿Será que tal apertura podría decantar en el aislamiento y la desaparición de las y los otros, de lo diferente?

[Publicado en Conversatorio ético, estético y político el 12 de marzo del 2024]

Ahora en Conversatorio #9: Anacronía

Editorial:

El tiempo actual tiene dinámicas, representaciones y significaciones acordes a tiempos distintos, no continuos, por lo contrario da cuenta de encuentros más allá del tiempo aún con sus roturas y sin orden cronológico.

Con esta introducción da inicio el nuevo número de la revista Conversatorio ético, estético y político en la cual se compilan tres poemas de mi autoría. Te dejo la liga para que puedes echarles una leída:

Poesía / Víctor Hugo Pedraza

[Publicado en Conversatorio ético, estético y político el 10 de marzo del 2024]

Sueño ser humano

Guardé esta foto por un largo tiempo. La tomé el 20 de marzo del 2022 en las entrañas del metro Tacuba. Ahí hay una galería desde hace varios años, a veces ocupada con exposiciones y otras, las más, está vacía y, bueno, con la vorágine que consume en la Ciudad Monstruo, hay mucho que pasa desapercibido.


Regresando a la foto: entonces la mantuve encapsulada entre el mar de bites, en el limbo de la red. No sé si lo hice por pura desidia o por todo el simbolismo que ahí veo —ahora, a la distancia, con nuevos matices— y que me provoca gran nostalgia…

p.e. En tanto que las nuevas conexiones neuronales —impuestas o no— se van desarrollando a través de las nuevas generaciones, se provocan otras inflexiones y puntos de contacto; las anteriores se van diluyendo hasta perderse quedando en el puro recuerdo de unos cuantos, con otros vínculos ligados al mero espacio sonoro y de los sueños.


Ahora la comunicación humana —frente a frente— pareciera no tan necesaria. El nuevo ser humano se encadena a otros métodos —sobre todo tecnológicos— para “estar cerca, presente” y optimizar al máximo el tiempo productivo. La acción lingüística y corporal se disponen a otro plano.

“Sueño a ser humano” podría llevar por nombre está imagen. Efecto que me remite al cuento escrito por Isaac Asimov, “El hombre bicentenario” o, a “Yo, robot”, del mismo autor.


Me queda la siguiente reflexión:
¿En la búsqueda de Ser hay que dejar esa condición atrás?

Periferia, cerca la Mujer que Lucha, al amanecer, Ciudad Monstruo, febrero 24

P.d. Aún leo voces y escucho palabras que suenan a otros tiempos, tal vez, sólo tal vez, sigan acá los mismos fantasmas.

[Publicado en Conversatorio ético, estético y político el 27 de febrero del 2024].

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